Desahogo

En este blog me desahogo...

viernes, 17 de diciembre de 2010

Letras

Aquí. Aquí esta mi mundo cuando nada es entendible, en las palabras, en letras y oraciones; mi amiga, mi gran amiga es la palabra, desbordan de mis dedos sobre la tristeza, no existen palabras sobre felicidad, la soledad de los días pasan en mi ser como un barco a la deriva que realmente no busca tierra firme.

La soledad, mi odio al mundo, es lo que me hace escribir. Las Letras, las palabras, son el invento más hermoso de una sociedad sin sentidos que es lo más vil que existe, lo más bajo e inmundo, un excremento, un desperdicio soy yo, por ser simplemente humana.

Y las crearon, diseñaron, para comunicarse bajo el manto de igualdad, siendo más tarde solo armas de crueldad, de sadismo, salvajismo, truculencia, iniquidad.

Cada día somos más inferiores, más esclavos de las palabras mal utilizadas que se aprovechan para herir al más fuerte de los hombres y hacerlo sentir el más débil de los cobardes.

¿Para qué seguir viviendo en un circulo de asco, vómitos, patrañas, que me llenan de ansiedad a cada instante? ¿ Para qué entrar a un círculo de personas maltratadas emocionalmente? ¿Porqué mejor no hacerle un favor a la Madre Tierra, desapareciendome y dándole más espacio a ella?

Es inútil tratar bien al ser humano, él no siente, él no ve, él va por sus méritos, sus medallas, su apariencia, y si no sufre de apariencias es porque cree en el "no sufrir de apariencias".

Formar parte de esta sociedad sucia cargada de calumnias inertes y devastadoras que te hacen sentir ganas de superación en el ámbito de ser igual o peor a ellos. Qué hay de más, si el amor es un espasmo de la imaginación, inexistente, irreal, ilusorio, ficticio; son solo ganas humanas de no vivir en soledad, de no poder consigo mismo, de no soportar sus propias ideas y tener que compartirlas, para que ese otro te diga que nada es imposible, olvidándose siempre de que ninguna luz puede contra la oscuridad.

El mal en el humano no tiene cabidas, espacio, capacidad, extensión; aún no existe control de este mundo, ni siquiera del universo espiritual, hemos sido desde siempre el ser más despreciable, lo más bajo y mundano. Nunca hemos sido capaces de amar sin mentir, de ayudar sin pedir nada a cambio, son solo mentiras, mentiras creadas por una colectividad inconsciente de la que muy pocos nos damos cuenta.

El ser humano da asco, y me incluyo en eso, pues desgraciadamente lo soy, hubiese preferido ser animal para no tener la necesidad humana de expresarme y de sentir lo inhumano, lo cruel, brutal y despiadado que siento hacia mi propia raza; raza que me cortó el hilo que me guiaba y me hizo caer en un laberinto, necesito más hilo. No quiero que me encuentre el minotauro, primero debo encontrarle yo a él. Después alcanzar la salida para poder seguir sobreviviendo en esta red de falsedad.





viernes, 3 de diciembre de 2010

Naufragio...

Nada es semejante luego de un naufragio. Los que lo han sufrido, lo saben.

Tus pulmones no vuelven a funcionar del mismo modo, van más lentos, tienen hasta miedo, al menos al principio... han asimilado mal ciertas sensaciones y piensan que si se abren, se expanden y cogen mucho aire pueden volver a llenarse de agua y no de oxígeno. Pobres, no es que sean cobardes, es sólo que se equivocan. Precavidos ellos.

Si sobrevives hay esperanza. Nunca des nada por perdido, ni creas que todo está olvidado. Los restos del naufragio te recordarán que un día te hundiste, que un día tus lágrimas eran ese mismo mar en el que te perdías, que un día... te rompieron el corazón.

La vida no se vive igual con un corazón roto. Los que lo han sufrido, lo saben.

No se ve en una radiografía, no hay yeso, ni vendas, ni curitas. No tienes muletas para sujetarte, ni pastillas que alivien el dolor. Tu médico no podrá recetarte nada, ni diagnosticar qué ha pasado. La gente no se ofrecerá a abrirte las puertas, ni te cederá su asiento en el bus. No te hablarán más suave y despacio, no te mirarán con ternura, ni tendrán cuidado en no lastimarte más. Todos pensarán y te tratarán como si todo estuviera bien, creyéndote sano. Pero no lo estás. Tienes un órgano hecho trocitos dentro del pecho. Y eso... duele.

Pero nada dura eternamente. Y todas las heridas, más o menos graves, todas, terminan curándose.

Un día te levantas, sales a la calle y el viento sopla a favor. Tu risa vuelve a nacer espontánea y sana, tienes ganas de hacer planes, te sueltas el pelo y vuelves a salir a la calle con ganas de comerte el mundo, como siempre. Te sientes otra vez bonita delante del espejo, no lloras en la ducha y te sorprendes mirando otros ojos, otras bocas, otros cuerpos, fantaseando de nuevo, y vuelves a inventar besos.

Y no es fácil. No es fácil descubrir otros sabores, otras texturas. No es fácil asimilar otra boca, otra lengua que busca y te encuentra. No es fácil ver otro nombre en la pantalla del teléfono móvil cuando suena, otro rostro en las fotos, otra voz, otras manos...

Y aunque está ahí porque tú lo quieres, a veces cierras los ojos y te cuesta creer que el telón se cerrará y esté empezando una nueva escena. Nunca se me dieron bien los cambios de escenario, nunca fui buena renovando ilusiones.

Entonces pienso: qué bueno sería atolondrarse y borrar pretéritos...

Pero ni puedo borrar lo que pasó, ni lo que siento, ni los nuevos caminos que dibujo. ¿Y quién sabe si me volveré a enamorar? ¿Quién me asegura que no volveré a naufragar? ¿Cuántas veces te tienen que romper el corazón para que alguien o algo, o tú misma decidas que ya es suficiente?

Por ahora, me limito a vivir y ya bastante.