Desahogo

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miércoles, 29 de marzo de 2017

Parir.

Escribo porque en mis líneas vivo, y quiero sentir lo escrito cuando pasen los años y él sea un hombre.
Me refiero a Francisco, mi hijo, quien ya tiene 3 meses y hasta hoy, 29 de marzo es que puedo sentarme a escribir.
Realmente no es su culpa sino mía; mantengo ocupada mucho tiempo y he reorganizado mi vida por completo desde que él llegó, para que el tiempo  me alcance.


Estudio, trabajo, tengo un website que no es éste, soy guía de turismo independiente y hago giras con seguidores de la página web los fines de semana; tengo 4 mascotas y por supuesto, el papá de mi hijo. Soy el tipo de mamá que se lleva su hijo para todas partes a dejarlo con alguien, a no ser que sea extremadamente necesario, como cuando guío.

El primer mes no fue fácil, lógicamente tener un hijo, no es fácil y no es que yo esté "hablando paja". Empezando parir no es pendejada. Yo decidí parir en el Hospital Santo Tomás ya que no confío en la CSS y siento que parir es algo tan natural, (al menos en mi caso que nunca tuve complicaciones de ningún tipo) que preferí ahorrarnos los tres mil dólares que cuesta hacerlo en hospitales privados.
Y a decir verdad, me fue muy bien. O sea, me trataron muy bien en el Santo Tomás.

Fuí 3 veces antes de que me dejaran subir a la sala. La primera vez fui con contracciones cada 6 minutos y estaba 0 dilatada. La segunda, 1cm de dilatación, la tercera 5cm de dilatación y con mis maletas subí a sala de contracciones a las 8:30am.

Allí habían unas 40 mujeres en lo mismo que yo, vi algunas situaciones algo incómodas, por ejemplo 2 mujeres se parieron en la misma sala de contracciones sin necesidad de ir a la de parto. Vi mujeres que nunca se quejaron de ningún dolor mientras que yo prácticamente gritaba, el dolor es insoportable y eso que sólo estuve 8 horas en dicha sala, cuando sé que hay mujeres que están hasta 12 o 24 horas; basándome en mi bienestar durante todo el embarazo, porque digamos que nunca dejé de senderear ni de trabajar, nunca me dio mareo ni vómitos, etc.. pensé que así sería al momento de parir, pero No! no fue así, el dolor para mi fue insoportable, lo único que me mantenía firme era saber que seguía dilatando, que faltaba poco para conocer a mi bebé.

De pronto a eso de las 3 de la tarde a mi lado se paró un chico vestido de verde y me empezó a hacer preguntas tanto referentes al parto como referentes a mi vida, supongo que algún tipo de psicología me aplicó para que me calmara, pero yo pedía que revisaran la dilatación, a lo que me dijeron que solo lo podían hacer cada 3 horas. Ufff!

Me mostró cómo pujar pero para mi fue imposible, a pesar de que ya lo había practicado en casa muchas veces, en el momento de la cosa, todo se me olvidó.

El caso es que a eso de las 5:30 el chico de verde me revisó y ya mi bebé había coronado por lo que me pasaron a sala de parto, donde aún me pedían que pujara y me era imposible hacerlo de la manera correcta, llegaron 2 enfermeras y le dijeron al chico de verde que me iban a ayudar o me tendrían que "picar". Me aterré, aunque creo que era mentira, el caso es que una de ellas me invitó a pujar mientras empujaba mi panza, sí... la empujó y pujé tan fuerte pero tan fuerte que el Dr. ( que era el chico de verde) sacó a Francisco.

Ese momento, lo recuerdo como algo surreal. Juro que lo viví en 3D; como si fuese un video musical. No podía creer que él había salido de mi, vi su cabello mojado, su piel pálida, sus piecitos que de inmediato reconocí parecidos a los del papá. Tan pequeño y lleno de vida, empezó a llorar, llegó la enfermera y lo llevó a limpiar, lo trajeron y le pusieron mi nombre.

De ahí en adelante inicia su historia. La historia del ser más importante en mi vida.

Nació un 23 de diciembre de 2016. 

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